Investigadores han logrado modificar genéticamente este microorganismo con el fin de tratar enfermedades neurológicas actualmente incurables, como el Alzheimer o el Parkinson.
El contacto cercano entre gatos y mujeres embarazadas puede ser peligroso debido a que los gatos albergan el parásito Toxoplasma gondii, que puede causar toxoplasmosis, una enfermedad potencialmente mortal para los seres humanos, especialmente para las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios debilitados. Aunque la población general también puede verse afectada, el riesgo real se presenta cuando el parásito se transmite a estas poblaciones vulnerables. Normalmente, las personas sanas no desarrollan los síntomas más graves de la enfermedad, pero su propagación sigue siendo motivo de preocupación.
Este microorganismo es muy interesante, ya que se estima que entre el 25% y el 35% de la población mundial está infectada, pero no todos los individuos presentan síntomas. De hecho, el parásito puede permanecer inactivo o sobrevivir en el sistema nervioso central durante el resto de la vida sin causar problemas de salud. Por este motivo, un equipo de científicos ha decidido investigar si se puede utilizar este parásito para transportar y liberar fármacos en el cerebro.
La toxoplasmosis suele causar síntomas leves similares a la gripe en personas con sistemas inmunitarios fuertes. Sin embargo, en algunos casos puede provocar problemas más graves como convulsiones, trastornos neurológicos e incluso la muerte, aunque esto es poco frecuente. Se estima que aproximadamente el 50% de la población mundial ha pasado esta enfermedad.
El nuevo estudio publicado en la revista Nature Microbiology ha sido pionero en el uso del T. gondii para inyectar proteínas terapéuticas en las células cerebrales, lo que supone un avance significativo en la historia de la medicina, ya que el cerebro es un órgano muy selectivo con lo que permite entrar, incluidos muchos fármacos, debido a la barrera hematoencefálica que lo protege, limitando las opciones de tratamiento de las afecciones neurológicas. Sin embargo, los parásitos como este han desarrollado mecanismos para introducirse en el cerebro.
Los excrementos de gato son el origen de esta enfermedad.
El parásito Toxoplasma gondii puede transmitirse de las heces de los gatos a sus dueños, ya que los felinos pueden albergar al parásito durante una etapa de su ciclo de vida, sin presentar síntomas, y eliminarlo a través de sus excrementos.
Es importante mantener buenos hábitos de higiene, como lavarse bien las manos antes de comer, para evitar la contaminación por parásitos que pueden entrar en el organismo a través de alimentos o aguas contaminadas, y afectar al cerebro.
"Como catedrático de microbiología, he dedicado mi carrera a buscar formas de matar parásitos peligrosos como el Toxoplasma. Me fascina la idea de que podamos utilizar sus armas para tratar otras enfermedades", celebra Bill Sullivan, profesor de Farmacología y Toxicología en la Universidad de Indiana que no participó en el estudio, en un artículo para The Conversation.
A diferencia de la mayoría de los patógenos, el Toxoplasma puede atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro e invadir las células. En el nuevo estudio científico, un grupo mundial de investigadores modificó genéticamente el sistema que utiliza el Toxoplasma para secretar proteínas. Lo que lograron fue que produjera una proteína híbrida, fusionando una de las suyas con otra llamada MeCP2, que regula la actividad génica en el cerebro.
La deficiencia genética de MECP2 causa el síndrome de Rett, un trastorno raro del desarrollo cerebral. Afortunadamente, los científicos descubrieron que los parásitos Toxoplasma pueden secretar una proteína híbrida MeCP2 en neuronas cultivadas y en los cerebros de ratones infectados. Ahora se están realizando ensayos de terapia génica con virus que liberan la proteína MECP2 para tratar el síndrome de Rett. Si Toxoplasma puede liberar una forma de la proteína MeCP2 en las células cerebrales, podría ofrecer otra opción de tratamiento para el síndrome de Rett y otros problemas neurológicos derivados de proteínas errantes, como el Alzheimer y el Parkinson.
Aunque el trabajo está en una fase inicial, el camino desde el laboratorio hasta el paciente es largo y lleno de obstáculos, por lo que aún habrá que esperar para ver si el Toxoplasma modificado genéticamente puede utilizarse en la práctica clínica a corto plazo.
FUENTE ORIGINAL: La Razon
Comments